DAMErock recomienda… “GOGOL BORDELLO” en #AdR28
Si el siglo XXI es la época de la comunicación global y la ruptura de las viejas fronteras nacionales que delimitaban no sólo áreas políticas y geográficas, sino también artísticas, Gogol Bordello es la banda que mejor representa el proceso de transculturación posterior al derrumbe del bloque soviético. Para los que todavía no se enteraron: el rock más poderoso, arriesgado e innovador surgido del imperio Yanqui (New York) en la última década es producto del impulso arrollador de un cantante ucraniano, secundado por dos rusos que la rockean a puro violín y acordeón.
Con influencias variopintas, que combinan el folk centroeuropeo y balcánico con el multiculturalismo circa “Mano Negra” y el hardcore-fusión de “Fishbone”, este combinado internacional de emigrantes radicados en New York liderados por el ucraniano Eugene Hütz encontró su lugar en el mundo con su “punk gitano”, que está infectando los aburguesados oídos occidentales.
A no confundirse: el adjetivo “gitano” en Gogol Bordello no es una etiqueta de moda como suelen colgarse otros oportunistas (Kusturica y Bregović).
De hecho, el origen de esta explosiva alquimia fue surgiendo cuando el joven Hütz se vio obligado a emigrar desde las afueras de Kiev a causa la catástrofe nuclear de Chernobyl en 1986. Fue en la errática diáspora que lo llevó durante siete años a transitar campos de refugiados en Polonia, Hungría, Austria e Italia, que descubrió la herencia gitana que su familia escondía en una Unión Soviética que "rusificaba" al resto de las repúblicas federadas. En tiempos en que lo eslavo-ortodoxo-ruso se imponía como identidad Estatal en las ex repúblicas socialistas, la familia Hütz se había visto forzada a soslayar parte de su identidad romaní.
En su viaje al occidente europeo, Hütz se encontró no sólo con la rama gitana de su familia: también comenzaba a descubrir otras músicas, para él hasta entonces prohibidas al otro lado de la cortina de hierro. De allí en más, la fusión entre lo eslavo, lo gitano y lo occidental quedaría latente. Sería en Nueva York, destino final del periplo personal de este hijo de carnicero y músico amateur, donde la fórmula finalmente encontrara su ecuación definitiva.
Ya radicado en la Gran Manzana, unió la profunda huella que había dejado en él la dolorosa experiencia migratoria con otros desplazados del mundo para dar forma a una suerte de guerrilla musical transglobal a la que denominó Gogol Bordello (en homenaje al escritor ucraniano del siglo XIX Nikolái Gógol). De hecho, si ven la foto de Hütz, notarás que es una rara mezcla entre Nikolái Gógol y Frank Zappa!
Uno de los grandes méritos, desde entonces, ha sido derribar las barreras idiomáticas. En un país donde sólo se puede escuchar rock en inglés, Hütz mezcla en las letras de sus canciones ruso, ucraniano, romaní, italiano, español; sobre la base de un inglés que se niega a perder la garra de ese acento eslavo que marca las RRRR como si fuera un arado. Si bien el inglés fue y sigue siendo la lengua franca para que sus canciones atraviesen el mundo, lo incorporan con cierto guiño de resistencia cultural, sin impostar acentos anglófilos y marcando en todo momento las huellas de su identidad lingüística.
Las distintas formaciones fueron rotando en el resto de los integrantes, provenientes de latitudes diversas. En la actualidad, la banda se completa con Oren Kaplan (guitarra, Israel), Thomas Gobena (bajo, Etiopia), Oliver Charles (Batería, EE.UU.), Pedro Erazo (percusión, Ecuador) y la coristas, bailarinas y percusionistas Pamela Jintana Racine (EE.UU) y Elizabeth Sun (Escocia).
De pocas bandas nuevas en los últimos 10/15 años se puede decir que hayan arriesgado y aportado algo dentro del previsible y acartonado mundo del rock. Desde el mismísimo corazón de Estados Unidos, “Gogol Bordello” tomó por asalto la escena y la infectó con sus contagiosos sonidos del Este. Ojalá que el mercado musical no encuentre el antídoto.
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